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Entrevista a Enric González

http://www.caspa.tv/archivos/001261.html

Enric González es periodista, trabaja en El País y es una de esas pocas personas que merece la pena escuchar atentamente.

Fascisti d’Italia

Ministra de Turismo italiana saluda al uso romano en un acto de homenaje a los carabinieri.

Bambrillia, que así se llama la susodicha, junto a su padre, un poco más tímido éste, ejercitan conjuntamente el levantamiento de codo en ángulo llano tras los acordes del Fratelli d’Italia o Hinno de Mameli.

http://tv.repubblica.it/copertina/il-saluto-romano-della-brambilla/33966?video

Cómo diría Obelix, «Sono Pazzi Questi Romani«, o lo que es lo mismo, están locos estos romanos.

Sigo leyendo los comentarios en el foro del periódico y hay uno que hace mucha gracia. Traduzco al alimón, espero que se aprecie la ironía: «la noticia sería que saludase con el puño cerrado, entonces si que sería preocupante…gran anuncio para potenciar el turismo en Italia«. Efectivamente, la noticia no sorprende, por anticonstitucional, anacrónica y por ser la enésima charlotada del gobierno del caballerito. Tenían razón los que decían que Jesús Gil no había muerto, se está pegando unas vacaciones en Roma de puta madre.

Para comprender los paralelismos entre el exalcalde de Marbella y el presidente de Italia, un par de notas:

Presidentes de Milán A.C. y Atlético de Madrid respectivamente, corruptos, promotores de la cultura del pelotazo, del populismo bananero; los dos sienten o sentían una gran debilidad por las mamachichos, los jacuzzis y Telecinco; los dos pueden ser llamados filofascistas y proxenetas o cualquier otro adjetivo cariñoso que se nos ocurra porque al final, la respuesta es muy castiza: Italy is different, Spain is different. Nosotros tenemos a Eta, ellos tienen su Cosa, ellos tienen Berlusconis nosotros a Fabra, y los dos compartimos la misma santa iglesia romana y apostólica, que se atreve tanto con el aborto, como con los cristianos ronaldos.

Y a la Bambrillia ésta, que será digo yo, como nuestra valida Aído pero del otro palo, métase el brazo por dónde le quepa, querida.